domingo, 11 de enero de 2015

La libertad guiando la pluma (S.A.A.)

SEMINARI D'ANÀLISI DE L'ACTUALITAT

París se despierta arrastrando los pies y echando un triste vaho por la boca. Ayer recorrieron sus preciosas entrañas 700.000 personas. Unos llorando por Charlie, otros gimiendo por Hebdo. Casi todos son abanderados de la libertad. Como en aquel cuadro de Delacroix, con la bella dama de torso desnudo guiando al pueblo.

Era esa obra la elegida por Gary Barker, ilustrador británico colaborador de The Times i The Guardian, para reinterpretar el atentado terrorista a la revista satírica francesa Charlie Hebdo el pasado miércoles 7 de enero. Como él, muchos otros dibujantes se han solidarizado con la publicación, y han unido sus plumas y cajas de colores lanzando un mensaje claro que a día de hoy tiene forma de  hashtag: #jesuischarlie.

Las líneas de debate que han nacido de los recientes sucesos se bifurcan en varias direcciones. El reclutamiento de yihadistas, la seguridad europea, la respuesta política y ciudadana… Las portadas, los titulares, los rostros de los medios de comunicación se llenan de artículos, reportajes, crónicas frescas llegadas de los enviados especiales, mandados corriendo a buscar la noticia. A empaparse del caos.

Flemming Rose, jefe de Internacional del periódico danés Jyllands Posten, promovió en su momento, allá por el 2005, la publicación en ese rotativo de las caricaturas de Mahoma. Su defensa de la sátira, publicada en forma de artículo en la edición de hoy domingo 11 de enero de El País, cobra ahora especial importancia.

Decía Rose que “la sátira es una de las respuestas de una sociedad abierta ante la violencia, las amenazas y la barbarie.” Sin embargo, más allá de esta reflexión, que dicho sea de paso, compartía también el célebre articulista decimonónico Mariano José de Larra, me interesa resaltar un punto concreto de su texto.

Recupera el periodista danés el caso del asesinato de Theo van Gogh a manos de un joven musulmán en Ámsterdam por la realización de un documental. La producción trataba la violencia contra las mujeres en nombre del profeta. La referencia a este suceso, ocurrido en noviembre de 2004, sirve a Rose para lanzar al aire una interesante idea. Cito textualmente:

“[…] el entonces ministro de justicia holandés, es decir, el más alto defensor electo del Estado de derecho, dijo que se debería sopesar un endurecimiento de la legislación contra el llamado discurso del odio. Porque si hubiese existido una ley así, van Gogh aún estaría con vida. Es decir, si se hubieran criminalizado diferentes tipos de expresiones, habría habido una oportunidad para que van Gogh nunca hubiera realizado el documental sobre la violencia contra las mujeres en nombre del profeta, documental que llevó a Mohammed Bouyeri a asesinarlo. […]” [1]

El hecho de que en estos momentos los supervivientes de la plantilla de Charlie Hebdo continúen trabajando, incansables, protegidos por otro periódico, el Libération, debería hablar por sí solo: la vida es un valor supremo, pero la libertad da vida a otra cosa: la Humanidad.

Gérard Biart, redactor jefe de la revista, decía sobre el número que saldrá a la calle próximo miércoles 14: “No queremos que sea un número excepcional. Queremos que sea divertido; que haga reír. No sabemos hacer otra cosa.”

Es evidente que para ellos, la mitad del periódico no ha muerto en vano.




[1] ¿Qué clase de civilización somos?  El País, 11 enero de 2015


Nuria Ribas Costa

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