sábado, 24 de enero de 2015

Argentina, Manila, y otras cosas que nos quedan lejos, pero no tanto (S.A.A.)

SEMINARI D'ANÀLISI DE L'ACTUALITAT

Hace un par de días, no recuerdo el número exacto, El País publicaba, siguiendo la línea habitual dados los recientes acontecimientos ocurridos en París, una serie de noticias que formaban un enorme bloque sobre yihadismo en Europa. Al final de dicho bloque, ocupando un espacio mínimo, aparecía un titular que describía los recientes atentados perpetrados por el grupo islamista Boko Haram en Nigeria.

El pasado martes 20 de enero, el primer bloque de la sección de Internacional en El País (y al que se daba más espacio) estaba dedicado a Argentina. Concretamente se trataban las causas, consecuencias y hechos derivados de la repentina muerte del fiscal Alberto Nisman, hombre a cargo de la investigación del atentado contra el edificio del AMIA, en julio de 1994, y cuyo trasfondo sigue a día de hoy sin esclarecer.

Otros periódicos como por ejemplo el ABC informaban también ampliamente de este suceso, poniendo a disposición del lector gráficos, imágenes, análisis y descripciones detalladas incluso tachables de sensacionalistas.

También en la sección de Internacional, esta vez de La Vanguardia, aparecía una entrevista a dos filipinos de ascendencia española unos días después de la visita del Papa Francisco a Manila, hecho que a su vez se había tratado en toda la prensa con bastante uniformidad.

Cuando Cristóbal Colón pisó lo que él llamaría “Las Indias”, en octubre de 1492, poco podía imaginarse hasta qué punto se mantendrían los ecos de una colonización que va quedando cada vez más lejana. La era del imperialismo, de los reductos españoles desperdigados por el mundo, es hoy patrimonio histórico y ni tan sólo queda la pérdida de Cuba como recuerdo real y vívido en la mente de ningún ciudadano.

Sin embargo, Boko Haram, apenas invisible, eclipsado por la Europa presa del pánico; mientras dos días después Argentina acapara la mitad de la sección de Internacional de un periódico generalista; mientras la visita del Papa da pie a oír la voz de filipinos que pisan tierra que un día fue española.

Todo ello es un reflejo de un acontecimiento interesante que se produce en el seno de los medios de comunicación, y que de hecho es uno de los criterios de selección de noticias con más peso: la proximidad. Argentina, un día colonia española, tiene con España unos ligámenes estrechísimos, empezando por la lengua, el vector de unión cultural más poderoso. Filipinas es, también a su vez, un reducto de población descendiente de los fenicios, visigodos, árabes, romanos y muchos otros que un día poblaron la Península Ibérica.

De ahí los ecos de la colonización plasmados en forma de periódico. Ahora bien, ¿es este un centralismo nocivo? ¿Significa una hipocresía irreprochable, un darle la espalda a cosas importantes? ¿Va en detrimento de una calidad informativa total, de un medio de comunicación verdaderamente global? ¿O es únicamente la plasmación de los intereses de un pueblo?


Habría que preguntárselo a ese mismo pueblo.


Nuria Ribas Costa

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