“Van a sacar un libro así que me pidieron que escribiera algo
sobre Woody… Eh… Qué significa Woody Guthrie para ti, en veinticinco palabras…
Y… No pude hacerlo, escribí cinco páginas. Y… Lo tengo aquí, es… Lo tengo aquí…
por accidente de hecho, pero… Me gustaría decirlo en voz alta así que… Si
podéis aguantar con esto de aquí, se llama Last
Thoughts on Woody Guthrie (Últimos pensamientos sobre Woody Guthrie) Eh…”
Arranca inmediatamente después del “eh”, casi sin dejar espacio
para coger aire. Era un 12 de abril de
1963 y el Town Hall de Nueva York estaba lleno. Lleno a rebosar y cuando Bob
Dylan empezó a recitar el poema que sólo leería en público aquella vez, parecía
que la sala estuviera repleta de estatuas y no de personas que respiraban.
No sería hasta el marzo de 1991, cuando Columbia Records sacó a la
luz The Bootleg Series Volumes 1-2 (Rare
and Unreleased), que volverían a poder escucharse aquellas cinco hojas del
Town Hall de Nueva York. El álbum era
una caja recopilatorio de canciones inéditas y tomas alternativas que
pretendían hacer un esbozo de los primeros treinta años de la carrera musical
de Bob Dylan. Cincuenta y ocho temas entre descartes, directos, demos… que
acarician los oídos de cualquier fan de Dylan que se precie.
Pero se incluía una rareza concreta. Particularmente especial. Una
pieza de siete minutos y siete segundos, en el número veintidós del primer
disco de las Bootleg.
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Woody Guthrie nació en Oklahoma, un caluroso verano de 1912.
Inquieto, talentoso, empático, impulsivo. Delgado y suspicaz, se aferró a la
música y a su guitarra para atacar con sus desgarradoras palabras el fascismo y
la explotación. De él es el papel pegado en la guitarra “This machine kills
fascists” (esta máquina mata fascistas). En sus letras, su cercanía a la gente
común, su retrato de la lucha diaria, su capacidad de alzar la voz codo con
codo con los oprimidos.
Errante y un tanto incomprensible, el cantautor de folk se movió
por Norteamérica azotado por varios acontecimientos personales. Se empapó de
indignación y esta, aderezada con la espectacular sensibilidad del prolífico
músico, dio lugar a muchas canciones cargadas de sentimiento y lucha. La letra
de This Land is Your Land, tema que
lo hizo mundialmente famoso, es la respuesta a la que él consideraba imposible
y odiosa God Bless America, de Irving
Berlin. Se grabó en 1944. La canción ensalza la grandeza de la tierra y la
desvincula de la propiedad; la dibuja de todos y para todos: “this land was
made for you and me”.
En su única y sublime novela, Una
casa de tierra, Woody Guthrie mantiene esta tierra como eje vertebrador. La
tierra que sostiene las casas, pero también la tierra que serviría de material
para construir hogares resistentes a las aterradoras tormentas de arena del
medio oeste americano. Guthrie dibuja, con una sensibilidad que sólo puede
beber de su propia experiencia, la lucha del día a día de Ella y Tike. Su amor,
carnal, mental, universalmente extrapolable. Los deseos y las aspiraciones
frustradas y la luz, en forma de librito de instrucciones y en forma de bebé.
Allá por los 40, la salud de Guthrie fue empeorando. De Coney
Island pasó a California, para acabar de nuevo en Nueva York, dónde se le
diagnostica la Enfermedad de Huntington.
Antes de morir Guthrie, Bob Dylan, que ya se había consolidado
como cantautor y seguía sus pasos, fue periódicamente a visitarlo a Nueva York.
Dicen algunas voces que Bob Dylan se llevaba su guitarra al hospital. Dicen que
le tocaba, le cantaba, le hablaba. Y dicen que Woody dijo “This kid’s the kid.
You’ll see, you’ll see…” Probablemente nada de esto sea cierto, pero la esencia
sí lo es. Dylan admiraba, adoraba a Guthrie; y éste vió en él un alma inquieta,
una promesa, un diamante en bruto.
Para él escribió Dylan Song to Woody en su álbum debut Bob Dylan (1962) y a él dedicó las cinco
páginas de Last Thoughts on Woody Guthrie, que interpretaría una sola vez en la
ciudad donde cuatro años después moriría “su último héroe”.
Por eso se entiende que se entrecorte
cuando presenta. Que deje pausas y puntos suspensivos. Y luego, cuando habla,
no se oiga en la sala más que el aire
que sale de los pulmones de Dylan, sosteniendo sus palabras de amor.
El poema es una pieza larga y complicada, podría estructurarse quizá
de manera aventurada en cinco partes, pero probablemente fuese escrita de un
tirón y sin pensar. Dejando Dylan que su corazón escupiera.
Anáforas, repeticiones, frases cortas, tajantes, rimas liosas,
mezcladas asonantes y consonantes y
juegos con el ritmo. Dylan recita con un patrón, dándole el acento casi siempre
a la tercera frase. Canta sin música porque sus palabras están cantando.
Primera parte. Desesperación. Todo va mal, el monopolio de la
tormenta, los temblores, el sudor, los párpados caídos, los pies arrastrándose,
el caminar en dirección contraria. ¿Desencanto?
I never knew it was gonna
be this way
Segunda parte. Pero hay algo, hay algo… La mente. Hay algo en la
cabeza, algo que quieres confesar, algo que no sale, palabras que no puedes
pronunciar. Entonces aparecen los interrogantes. Dudas de ti mismo, de la
misión que te has autoimpuesto, de la lucha en que te has enzarzado, del viaje.
And yer eyes get swimmy
from the tears in yer head
Tercera parte. Necesitas algo. Algo que te dé esperanza. La
buscas. Pero cuidado, no está en el mundo de a pie, en lo palpable. No está la
esperanza en un mapa, en un niño gordo, en Hollywood.
You just ain’t a-gonna
find it on yer ticket stub
No, and it ain’t in the
rumors people’re tellin’ you
Cuarta parte. Tampoco está en las personas que te rodean. En los
talentosos, en los inútiles, en los mentirosos. Frustración. No la encuentras.
No la encuentras. Dudas de su existencia verdadera.
Good God Almighty
THAT STUFF AIN’T REAL
Pero sabes que sí lo es. Pero dónde lo buscas, te preguntas.
You gotta look some other
place
¿Qué otro lugar, qué otro lugar?
And you can only walk two
kinds of roads
Quinta parte. Lo ves. Lo entiendes. Dos caminos. Dos ventanas. Dos
elecciones. Una iglesia o el Brooklin State Hospital.
You'll find God in the church of your choice
You'll find Woody Guthrie in Brooklyn State Hospital
You'll find Woody Guthrie in Brooklyn State Hospital
And though it's only my opinion
I may be right or wrong
You'll find them both
In the Grand Canyon
At sundown
I may be right or wrong
You'll find them both
In the Grand Canyon
At sundown
Woody Guthrie escribía sobre la tierra y para la tierra. La belleza está en la tierra. La verdad está en la tierra. La eternidad está en la tierra. La tierra la última heroína.
Para Bob Dylan, Woody
Guthrie está en la tierra.